domingo, 7 de febrero de 2010

Tambor de piel

Me conmueve que seas tan ligera,
Finita forma,
sonrisa abierta...
Tus nalgas se me antojan percusivas.
Convocan a este impúdico a abordarte
Cuando me das la espalda,
Sin que te percates,
contemplo tu envés,
Se me hace piedra todo el cuerpo.
Siento sólo esta dolorosa firmeza que
Desea aclararse en tu recipiente
Soy voluntad de perecer;
Si he de poseerte
y descubrirte victoriosa,
Resistente en el desafío de nuestros placeres
Yo arrebataré tu timidez ante mi secreto:
Someter tu compostura cándida
Sin palabras de cariño.
Delicada mujer,
en mi sueño eres más indefensa.
Amo tu vergüenza en este preámbulo
De quererte sin vergüenzas.
En mis rodillas pondré tus nalgas,
pintaré en ellas el rubor de tus mejillas.
Con mis manos tocaré
Una y otra vez,
Palmas sobre tu tambor de piel,
Una y otra vez,
Calcaré mis latidos febriles.
Quiero hacerte ser la postura en la que te postro:
Hembra rendida en la antesala.
Soy el que celebra tus gemidos con aplauso calmado.

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