miércoles, 5 de diciembre de 2012

No Estoy.



Cuando tú olvidas tus certezas en el sueño,
yo paseo tu ciudad, ligera y alegre...
en la hora en la que se despiertan niños y ancianos
-Te he visto durmiendo, he querido abrazarte-
Descansas al lado de otra chica, hermosa...
-Yo desvelo mi abandono caminando la mañana
hasta un callejón sin salida-
Mientras sales a caracolear de mujer en mujer
yo duermo mi ciudad, cansada y oscura...
escucho tus palabras en mi sueño,
repitiéndose de flor en flor.

jueves, 29 de noviembre de 2012

La Envidia

Parece ser que competir es un acto ineludible, hasta las plantas lo hacen, compiten entre ellas por la búsqueda del agua y de la luz. Es casi como si se envidiaran;(Quítate tú... pa ponerme yo...quítate tú)
Algunas hacen tretas sucias: pueden producir sustancias
(cuando las hojas caen al suelo) que inhiban el crecimiento de otras plantas mientras que otras, hacen tretas vengativas: repelen animales con sus sabores desagradables o efectos narcóticos...(no me comas que te giro la cabeza 180 º a la redonda para siempre)
En el reino vegetal a esta sucia competecia se la conoce con el nombre de factor biótico! Sin moralinas se vive más "agusto" que una rosa

viernes, 2 de noviembre de 2012

¿La Verdad?

Hay gente que cuenta con el don de la credibilidad aunque la verdad esté bien lejos de sus palabras, ellos son escuchados; otros, no pueden hablar porque cuando miraron la verdad frente a frente vieron en ella un rostro tan inusual, tan lejano de las apariencias que temieron desnudarla ante el público y exponerla ante un posible rechazo. Al fin y al cabo ella vive bien adentro de nosotros, su sustancia pesa y se deja mirar solo en la intimidad y por quien la encuentra hermosa.
 Credibilidad: vestir a la verdad con un traje de noche para hacerla parecer más bella de lo uno cree que es, ahí radica su éxito y su fracaso. Se sabe que la moda de la época adora el esperpento ultra maquillado (ética y estéticamente) en detrimento de la verdadera belleza.

viernes, 28 de septiembre de 2012

El Raptus


                                                         
  Hacer de la libertad algo bueno realmente, no es nada fácil porque ella vive en otro reino, en las nubes.
Yo la conozco muy bien: padezco de Raptos de Libertad Celosa, y estos secuestros, improvisados a su antojo, provocan el caos en  mi mundo objetivo.
 La de veces que he deseado quedarme y mantener mi postura; ella siempre me encuentra.
 Lo que toca lo transforma en transparente, espiritoso y no puede quedarse quieto.
 Libertad me acaricia, mis límites juiciosos titubean hasta desaparecer y me elevo como un globo de helio por encima de las circunstancias; "las entiendo ahora perfectamente,- me digo , pero ya no puedo hacer nada por ellas."

 Algunas veces, si consigo dejarme llevar, el poder de libertad me deja hacer travesuras: huelo bosques enteros, me rasco con los picos de las montañas, refresco mi barriga etérea con la nieve de las cumbres, me entrevero con la niebla para rehidratarme y ganar volumen; a veces, hago acrobacias aéreas en la más absoluta de las soledades, la trapecista del circo en el cielo, dejo que las ramas de los árboles atraviesen mi incorporeidad,  hago descensos veloces paralela a los abismos y luego remonto sobre inmensidades de agua tan fría.

 Cuando me intimido de tanta libertad sin límites, ni formas,  miro hacia los caseríos, alguna luz me hace un guiño y me reconforta, "quisiera regresar a mi estado anterior, lo extraño"; pienso mientras acerco mi cuerpo volátil al lugar que deseo en lo que dura el pensamiento.
Sobrevuelo una azotea en la que la ropa ondea al viento; "es sólo la bandera de un desconocido que existe" resumo.
Cuando miro de cerca sus calcetines disparejos, sujeto por tenaces pinzas a una linea recta en la tierra, donde las palabras existen y enlazan como cadenas, me doy cuenta de que es un familiar y me avasalla la nostalgia.

En el mundo incorpóreo, donde viven los ideales nobles, una presencia sin identidad propia lo escucha todo sin ofenderse, todas las voces confundiéndose en la lejanía como un zumbido de abejas; sin embargo, en el mundo de los cuerpos las palabras envuelven al corazón que tocan y lo hacen sonar a su antojo.
En el eterno silencio del aire,  los discursos humanos son ecos vagando sin dirección en el infinito, no tienen
importancia alguna, son hojas de otoño que ruedan de un lado a otro del jardín.

Con el tiempo he aprendido también a reconocer a las personas por sus singulares coronillas y cuando aterrizo, al principio me desconciertan sus caras, necesito un tiempo para reconocerlos, me pasa excepto con los bebés que son idénticos a sí mismos y por lo cuatro costados, tal vez sea porque son los que más miran hacia lo alto, para enseñarle a los adultos donde está la luna o para ver una pluma dejarse caer pero no, como si tuviera un carácter caprichoso y ellos se parten de risa de pura empatía porque aún entienden la sutil complicidad de la vida.

Cuando regreso al cuerpo, todos han cambiado menos yo, a las personas de carne hueso muy pragmáticas no les gusta que te vuelvas invisible,  no entienden ni de libertades ni de leyes del ozono, ellos se sienten abandonados porque no pueden constatar que aún los quieres, podrían sentir el cariño invadiendo el espacio pero  prefieren las pruebas "palpables" del amor.

Cuando regreso a mi estado sólido, la comunidad entera se ha reunido para acusarme de egoísta,
 la irresponsable del mundo paralelo, sonrío,
 "¿cómo explicarles que hay un gigante autónomo llamado albedrío que no pide permiso para entrar ni salir?"

Yo sé que ellos no tienen Raptos de Libertad Celosa porque tienen aún más miedo que yo ante la idea de
disolverse en el gigante.
 Puede ser que llegue el día en que mi temor mengue y desaparezca, tal vez algún día ya no recuerde sus tejados.

Menos mal que siempre que aterrizo me topo con la buena fe de un nuevo amigo ideal y  con el entusiasmo propio de un nuevo comienzo, el problemas es que cuando escucho  sus palabras se me atascan en el corazón, porque suenan a sueño soñado por millones de generaciones a través de los siglos, las he escuchado desde la orilla del otro mundo, son un cuento perdido en el espacio sideral.

 De todos modos si alguien se callara el suficiente tiempo como para que resplandeciera el brillo de su mirada, o como para escuchar su latido base, yo caería enamorada de bruces a sus pies, partiéndome en trocitos de arcilla gruesa, apenas empezara a declararse en mí el deseo de tener lo que amo,  sentiría el aleteo de libertad cada vez más cerca, "Te transformas en vapor, amiga."Tu cuerpo pertenece al aire", me diría en un susurro...

Antes de que me agarre otro Ataque de Libertad y si no lleva prisas huracanadas,  puedo exhibir ante mis amados un poco de este don no pedido e inexcusable, les largo largas zancadas aéreas, volteretas, les bailo las paredes de la habitación en la que estemos, como jugando a nadar en el vacío , para que sepan que aunque no les doy mi incondicional presencia les dedico el aliento para unas risas y este asombro. Luego, al recordarlo, todo les parecerá un sueño muy nítido.